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Bitcoin es el Caballo de Troya de la Libertad

Si bien Bitcoin es una poderosa tecnología Number Go Up (referencia a meme anglo que es traducido como números siempre crecientes) que apela al interés propio, también está creando fortalezas contra la autoridad en el ciberespacio.

El libro II del poema épico de Virgilio “La Eneida”, una de las tramas más icónicas de la mitología clásica, se desarrolla con engaños y subterfugios. Las fuerzas griegas, que no lograron capturar la ciudad de Troya, después de una década de asedio, intentan un ataque definitivo contra su enemigo no con la fuerza, sino con la astucia, a través de un inteligente plan ideado por Ulises.

En los campos fuera de las inexpugnables murallas de Troya, el ejército griego parte, pero deja un enorme caballo de madera. Un soldado que queda solo lleva a los troyanos a creer que el caballo es un tributo a Minerva, la diosa de la guerra y la estrategia, y es una disculpa por la sangre que derramaron los griegos. Los troyanos piensan que su rival ha zarpado rindiéndose y, a pesar de las advertencias de Cassandra y Laocoon, que nos da el famoso dicho “cuidado con los griegos que llevan regalos”, llevan el caballo a la ciudad como trofeo de la victoria. Cegados por el celo, creen que los hará invencibles.

Ignorantes de que el caballo está repleto de soldados armados, que, al amparo de la noche, se escabullen y abren las puertas para que sus compañeros, que habían escondido su flota detrás de una isla en el mar cercano y esperan afuera, entren. Los griegos saquearon la ciudad y Troya cae derrotada desde dentro, por su nuevo tesoro.

Miles de años después, el “Caballo de Troya” se ha popularizado en la informática como un programa malicioso disfrazado de actualización útil. Pero también es una metáfora eficaz de cómo Bitcoin asimila sigilosamente a los actores, a los que no les importa o no les gusta la libertad, para promoverla de todos modos.

El meme comienza con personas adineradas, corporaciones y, pronto, gobiernos, que ven a Bitcoin como brillante oro digital. Por autoconservación y codicia, se les incentiva a comprar, minar o, algún día, gravar este nuevo premio para acumular el dinero más sólido y obtener una ventaja sobre sus rivales. Después de todo, Bitcoin, en su exterior, se ve muy atractivo: ha sido el activo financiero con mejor desempeño en el mundo, durante los últimos 12 años.

El éxito, de mil millones de dólares, de Bitcoin está atrayendo el interés de los ricos y poderosos en todas partes, desde Wall Street hasta Beijing y Silicon Valley. En el último año, el miedo de perderse algo (FOMO) de Bitcoin se ha infiltrado en las mentes de inversionistas profesionales, gestores de tesorería corporativa e incluso fondos soberanos que no quieren quedarse atrás.

Como anunció un titular reciente de Bloomberg, “Bitcoin está desplazando al oro como cobertura contra la inflación”. El artículo muestra cómo el valor fluye desde el oro hacia bitcoin. Empresas como Tesla y Square se destacan entre un grupo creciente de docenas que agregan la nueva moneda a sus balances. NYDIG está iniciando una industria multimillonaria de seguros en Bitcoin, como cobertura contra la disminución de los rendimientos.

Como dice el CEO de MicroStrategy, Michael Saylor, Bitcoin es el dinero más difícil y actúa, en el tiempo, como una calle de un solo sentido. Así como ningún argentino quiere “cobrar” sus dólares estadounidenses en pesos, pocos querrán “retirar” sus bitcoin en dólares. Es temprano aún, pero es difícil exagerar el impacto eventual que Bitcoin tendrá, no solo en el mercado del oro, de 10 mil millones de dólares; sino en el mercado de arte y colecciones, de 20 mil millones; el mercado de valores, de 100 mil millones; el mercado inmobiliario, de 225 mil millones y el mercado de bonos de 250 mil millones de dólares, en las próximas décadas.

Pero Bitcoin no es solo una tecnología de “números siempre crecientes”. Escondida detrás de las asombrosas ganancias se encuentra una poderosa tecnología de “Libertad siempre creciente” que sus nuevos usuarios, a sabiendas o no, están impulsando. NGU (siglas para Number Go Up o Números Siempre Crecientes) y FGU (siglas para Freedom go Up o Libertad siempre creciente) son inseparables.

El efectivo digital descentralizado de Bitcoin no surgió de YCombinator (una aceleradora de Startups), sino que fue el santo grial de los cypherpunks, un grupo de defensores de las libertades civiles, preocupados por cómo las libertades personales podrían sobrevivir a la gran transformación electrónica de la sociedad. Sus objetivos eran separar el dinero de los gobiernos y las corporaciones, controlar el crecimiento de la vigilancia global del estado y preservar los derechos humanos en una era cada vez más digital. El mayor truco de Satoshi Nakamoto fue encarnar estas aspiraciones en algo que se parece y funciona como oro digital.

Entonces, si bien, sí, Bitcoin brinda a cualquier persona, independientemente de su nacionalidad, estado, riqueza, género, raza o creencias, acceso a la mejor tecnología de ahorro del planeta, también les brinda dinero imparable y programable que no puede ser degradado o censurado y que lucha contra la vigilancia y la confiscación. Los disidentes, los manifestantes por la democracia, los líderes de la oposición y los periodistas independientes de todo el mundo están comenzando a darse cuenta de esto, desde Minsk hasta Lagos, desde Los Ángeles hasta Buenos Aires.

Los líderes mundiales dicen palabras bonitas sobre los derechos humanos, pero cuando se ponen manos a la obra, los tópicos se hacen a un lado. Como recordatorio de esta fría realidad, refiérase a los dictadores del Consejo de “Derechos Humanos” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI); nombres corporativos que patrocinan las Olimpiadas del genocidio de 2022; o la lista de íconos de Wall Street que asistieron a “Davos en el desierto” de Arabia Saudita.

Como bien saben los activistas de derechos humanos, puede ser difícil promover eficazmente la libertad en una sociedad que vende voluntariamente la moral por lucro. Bitcoin se cuela y reconfigura el sistema desde adentro, alineando la búsqueda de ganancias con la liberación financiera, sin pedir permiso.

Pero, ¿quién conjuró este caballo y lo arrastró hasta las puertas de la ciudad?

Esta vez no fue un ejército conspirador acampado en las afueras de Wall Street. La creación de Satoshi se propaga no por la fuerza, sino por elección voluntaria. Al establecimiento financiero simplemente le está empezando a gustar como luce. Promete grandes riquezas y eso no es un espejismo: seguirá cumpliendo. Pero la mayoría de las élites no se dan cuenta de lo que están trayendo al santuario interior.

En un mundo de control e ingeniería social cada vez más centralizados, Bitcoin ofrece una alternativa para empoderar al individuo a expensas de la autoridad. Sí, los multimillonarios y dictadores pueden comprar muchos bitcoin, pero no pueden controlar el sistema, como pueden hacerlo con dinero fiduciario. A diferencia del modelo del dólar, el euro o el yuan, no pueden modificar la emisión, censurar transacciones, establecer reglas especiales o rescates para la aristocracia o confiscar y devaluar a distancia.

Por supuesto, los gobiernos y las corporaciones intentarán secuestrar a Bitcoin para sus propios fines. Algunos ya lo han hecho. “The Blocksize War” es un libro que narra los intentos de los multimillonarios chinos y los titanes de Silicon Valley de transformar por la fuerza a Bitcoin, de una herramienta de libertad en un mecanismo de pagos minoristas. Estos intentos fallaron porque la red carece de un único punto de control.

Y Bitcoin es más inteligente que cualquier Caballo de Troya que Virgilio u Homero pudieron haber imaginado. En esta trama, cada individuo puede custodiar sus bitcoin moviéndolos a una dirección que controle, con un conjunto de claves digitales. A diferencia de 1933, cuando el gobierno de los Estados Unidos pudo apoderarse del oro de los ciudadanos con la Orden Ejecutiva 6102 al atacar los puntos de custodia, ya eso no es posible si cientos de miles o incluso millones de estadounidenses tienen sus llaves. El proceso de adopción está creando millones de nuevas fortalezas en el ciberespacio, todas más seguras que Troya.

Los antiguos griegos y romanos apreciarían la ironía de mega-corporaciones y gobiernos que, voluntariamente, e incluso con entusiasmo, permiten que lo único que puede erosionar su creciente poder, entre por las puertas de la ciudad. Los Números Siempre Crecientes son una droga infernal.

De alguna manera, Bitcoin ha tenido éxito, hasta ahora, al esconderse detrás de su extrañeza. De la misma manera que los troyanos estaban desconcertados por el monstruoso caballo parado afuera de las puertas de su ciudad, las instituciones tradicionales han tenido dudas frente a Bitcoin. Ha pasado de 0 a 60.000 dólares y la inmensa mayoría de las personas no se ha inmutado. Menos del 2% de los humanos lo han adoptado, muchos más que eso se han burlado de él. Incluso hoy, en abril de 2021, prácticamente todos los economistas, politólogos, diplomáticos y banqueros centrales importantes siguen descartando Bitcoin como algo que no funcionará o que no vale la pena el tiempo de estudiarse. Este desprecio ha permitido que Bitcoin crezca, en gran medida, sin restricciones. Y ahora el Caballo está rodando, entrando a la ciudad.

Lo que las instituciones del Foro Económico Mundial pensaban que era solo tecnología NGU también era tecnología FGU. Esta alineación de incentivos es muy necesaria en un mundo que depende con demasiada frecuencia del altruismo y la empatía. Tomemos como ejemplo la lucha global por los derechos humanos. La comunidad empresarial internacional pasa por alto principalmente los gulags uigures del Partido Comunista Chino, la subyugación de Hong Kong, el asombroso estado de vigilancia y la colonización del Tíbet. En este escenario, el interés personal y la libertad están en conflicto: para ahorrar ganancias, empresas, celebridades, atletas y jefes de estado sacrifican la moral y ceden a las demandas de Beijing o guardan silencio sobre su brutalidad. Incluso los filántropos le están fallando a la libertad. El movimiento de “altruismo efectivo”, por ejemplo, ignora por completo las libertades civiles.

Con Bitcoin, el interés propio y la libertad están alineados. Incluso si uno tiene cero altruismo, al comprar o extraer bitcoin, estás impulsando el modelo de seguridad de la red y haces esta herramienta de libertad más sólida para todos los demás. Curiosamente, a Bitcoin no le importan las intenciones de uno. Permite una mayor libertad y empoderamiento, no mediante un humanitarismo ambicioso, sino mediante la autopreservación honesta de cada participante.

Esta dinámica continúa expandiéndose. Por ejemplo, los intercambios de bitcoin de hoy no están adoptando la red Lightning por razones de privacidad, lo están adoptando para reducir las tarifas, pero están difundiendo la tecnología de la libertad de todos modos, a medida que popularizan una forma de realizar transacciones fuera de la cadena, en una segunda capa enrutada por Onion.

En el horizonte, una actualización de Bitcoin llamada Cross Input Signature Aggregation (o SigAgg para abreviar) podría incentivar a las casas de cambio a participar en gastos colaborativos que pondrían nervioso al gran hermano. Una vez más, las corporaciones no impulsarán esta mejora de la privacidad por razones morales, sino para mejorar sus resultados. Esta es la teoría del juego de Bitcoin: transformar la codicia en libertad.

Tesla acumulando bitcoin no solo ayuda a Tesla. Aumenta el efecto de red global de Bitcoin, lo que aumenta el interés y el precio, atrae a más desarrolladores y mejora la experiencia de usuario, aumenta la cantidad de mineros y fortalece la seguridad de la red, y multiplica los nuevos HODLers en un bucle gigante de retroalimentación positiva.

En resumen: Bitcoin seguirá ganando adopción mundial debido a su eficacia como oro digital, pero oculta dentro del Caballo de Troya se encuentra una tecnología formidable de libertad. En este punto, el lector puede pensar que los defensores de Bitcoin están diciendo: “¡Silencio en el fondo! No hagamos ruido. Solo tenemos que aguantar unas pocas horas más hasta la medianoche y luego podremos salir de este Caballo y dejar que el resto de nuestro ejército entre en Troya”. Pero ya es demasiado tarde. Ya no hay nada que los troyanos puedan hacer.

Los regímenes autoritarios inevitablemente querrán acumular sats. Algunos ya han encontrado en Bitcoin una herramienta útil para escapar de las sanciones, incluidos Venezuela, Irán y Corea del Norte. Pero con el tiempo, los funcionarios encargados de almacenar y gastar el bitcoin aprenderán qué es: dinero que el gobierno no puede controlar. Compartirán ese conocimiento con otros, contagiando a la sociedad. Al igual que los virus informáticos “Caballo de Troya”, Bitcoin infectará regímenes autoritarios, pareciendo útiles al principio, pero debilitándolos con el tiempo.

Algunos no lo entienden y malinterpretan la alegoría del Caballo de Troya. Un pequeño pero influyente coro de críticos estadounidenses dice que Bitcoin es un enemigo de una sociedad libre como los Estados Unidos, que es antipatriótico e incluso traidor. En realidad, Bitcoin será mucho más difícil de manejar para sociedades autoritarias y cerradas como China que para sociedades abiertas como Estados Unidos. Ya tenemos derechos de propiedad, controles y equilibrios y libertad de expresión, todos valores que Bitcoin refuerza. Pero estas tres cosas son diametralmente opuestas a lo que el Partido Comunista Chino (PCCh) está tratando de lograr. Bitcoin, con el tiempo, erosionará el control que las tiranías como el PCCh tienen sobre sus ciudadanos. Y dado que Bitcoin controla el poder arbitrario y el estado de vigilancia, también puede ayudar a dirigir las sociedades abiertas a una mejor dirección.

Hoy en día, decenas de millones de personas ya poseen bitcoin. Están contentos con el valor que da y el valor que seguirá proporcionando. Poseen una porción de un tablero digital que no se puede expandir.

Pero la mayoría no lee la letra pequeña. No vieron el titular del periódico enterrado en el Bloque Génesis, ni notaron detalles como la fecha de nacimiento elegida por Satoshi Nakamoto, ni estudiaron la historia de los cypherpunks.

Básicamente, Bitcoin fue construido para liberarnos del sistema existente. Es la pastilla roja. Y todos los adoptantes van a participar en la revolución, lo quieran o no.

Es posible que muchos autoritarios ya se den cuenta de lo que se esconde en el Caballo de Troya de Bitcoin. Hay muchos Lacoöns y Cassandras diciendo: “¡Tenemos que detener esto!” Pero, al igual que en el reino del relato, estas palabras caerán en oídos sordos.

El premio brilla con demasiada intensidad.


Este artículo fue traducido por Elena Casez. Consulta la versión en inglés en la Fuente Original.